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Férez

Rutas y Naturaleza

Esta ruta conocida por «Ruta de las Sierras de Alcaraz y Segura» transcurre teniendo como punto de partida Alcaraz para visitar la zona sur de la provincia, recorriendo las tierras comprendidas entre Alcaraz, Ayna y Nerpio, siendo objeto de nuestras posibles visitas: Reolid, Salobre, Riópar, Mesones, Molinicos, Elche de la Sierra, Socovos, Férez, Letur, Nerpio, Yeste, Tus, Lietor, Ayna, Bogarra, Paterna de Madera, Vianos, Siles, El Sabinar, Moratalla, Calasparra, Hellín, Tobarra y Ontur.

El trayecto a seguir debe concretarse personalmente, con arreglo a las preferencias e intereses de cada uno. Para tener una idea de las distancias, daremos un dato, entre Alcaraz y Ayna, pasando por Nerpio, media una distancia de 205 km. aproximadamente.

Lo más significativo de los pueblos de esta ruta es su medio natural con paisaje abruptos de excepcional belleza situados entre el sistema Ibérico y la cordillera Bética…

Alcaraz: Asentamientos humanos desde la prehistoria se han encontrado pinturas rupestres en los Batanes. Posteriormente enclave ibero denominado Urcesa los árabes la ocuparon durante más de 300 años. Una vez reconquistada por Alfonso VIII (1213) adquiere un gran importante valor militar por el lugar estratégico de su territorio que forma fronteras con los reinos de Murcia, Jaén y Granada.

Reolid: Muy conocido y frecuentado por su tradición y uso de los dos balnearios que alberga. Hermosos y sorprendentes paisajes.

Salobre: situado en un fértil valle entre los ríos Salobre y Ojuelo, es famoso, aparte de sus minas, por su riqueza frutícola, por ser sus ríos un gran atractivo para los pescadores y por la posibilidad que ofrece a los amantes de la naturaleza para realizar interesantes excursiones.

Riópar: Restos de un castillo-fortaleza la iglesia del Espíritu Santo, construcción del s.XV. Talleres artesanos. En los alrededores del pueblo paisajes inusitados, como el nacimiento del río Mundo.

Mesones: Enclavado a las orillas del río Mundo. Desde aquí podemos acceder a la cueva de los chorros y el Calar del Mundo qeu consiste en una plataforma kárstica de 15 por 4 km. Formada por materiales calizos, margas y dolomías del Mesozoico. La cueva de los chorros tiene mas de 32 km. de galerias para amantes de la espeleología.

Molinicos: Muy próximo a los anteriores con bellos paisajes y con acceso al nacimiento del río Mundo.

Elche de la Sierra: Conocido como Elchecico. Es el centro de la actividad económica y comercial de la zona. Iglesia – colegiata de Santa Quiteria, de estilo neoclásico I s.XVIII. En sus alrededores se hallan las simas de hoya nevada y la Cueva Encantada, lugares de gran interes espeleológico.

Socovos: En sus alrededores se han encontrado restos de pinturas de tipo esquemático y los diversos hallazgos arqueológicos prerromanos y romanos.
Férez: Iglesia parroquial de la Asunción, obras del s.XVI; En los alrededores nos sorprenden sus rincones, como el paraje del atajadero o la zona recreativa del Arroyo de la Mora.

Letur: Según se describe en la relacion de Felipe II «pueblo fresco y deleitable, de mucha agua y frescura». Conjunto urbano declarado Histórico Artístico. En sus alrededores se han hayado pinturas rupestres de tipo levantino delneolítico. Fue romanizada. Su castillo data del s.XII. Constituye el conjunto árabe más importante de Albacete.

Nerpio: Goza de un enclave pintoresco, situada en el extremo montañoso sudoccidental de la provincia, muy cerca de la divisoria con Andalucia y Murcia. La iglesia parroquial de la Concepción, barroca.

Yeste: Castillo de origen árabe, la parroquia de la Asunción, del s. XVI la ermita de Santiago, la de la Concepción, ambas del s. XVI, y el convento de San Francisco , del s. XVII.

Tus: Cerca del embalse de la Fuensanta, ideal para los aficionados a la pesca, y el antiguo balneario de Valle del Tus. Sus aguas están especialmente recomendads para afecciones de la piel, hígado y reuma. Interesantes recorridos para los amantes del senderismo de montaña.

Lietor: De origen árabe. Como otros muchos, tras la reconquista, Fernando III, donó el pueblo a la Orden de Santiago.

Ayna: Construido en lo más profundo de la garganta que forma el río Mundo. En los alrededores la Cueva del Niño, con pinturas rupestres paleolíticas. Destacable por su parroquial de la asuncion es del s. XVIII, curiosa iglesia barroca de tres naves.

Paterna Madera: Enclave excepcional rodeado de pinares, encinas y una magnífica vega de árboles frutales. Resulta un buen punto de partida pra múltiples excursiones. Aquí las fuentes brotan por todas partes. Cerca se pueden encontrar lugares de gran belleza paisajística, como la Fuenfía, el Encebrico, la Fuente Lisa o los Cortijillos.

Vianos: Su conjunto urbano posee un peculiar encanto debido a su emplazamiento, entre la llanura y el cañon sobre el que se asienta, colgado sobre el abismo de lun altísimo escape, que le proporcionan una visitas excepcionales. Su edificio más significativo es la iglesia parroquial de San Sebastian, del s. XVI, con una mezcla de góticos y renacimiento.

LONGITUD TOTAL. 10,500 Km. TIEMPO ESTIMADO: 2, 40 horas.

Salimos por la plaza del Pilar por la calle Cantarería, dejando a nuestra derecha la calle Mayor (que llega hasta el ayuntamiento). En la calle Cantarería, a 60 metros, giramos a la izquierda pasando por la casa del Chiscales y bajamos por la que se llama cuesta del «vaíllo» (vadillo, de vado) Cruzamos por un puente la rambla del arroyo de la Mora (que viene desde el molino de arriba) siguiendo una sendilla.

Dejamos otra de frente por la derecha y seguimos el cauce de la rambla durante 25 metros aproximadamente; la senda pasa junto a una noguera y se aparta del arroyo ascendiendo. Carretera. Cruzamos de frente tomando un camino asfaltado donde un cartel anuncia el vertedero de basura. Lo seguimos hasta el vertedero despreciando cualquier camino o senda que salga a la derecha o izquierda y que normalmente se dirigían a los huertos que hay a los lados. Andando vemos un paisaje a nuestra izquierda de lomas de olivos; al frente tenemos la sierra de la Solana (que está encima de la aldea de la Abejuela donde está el repetidor) y a nuestra derecha al fondo, el cerro del Buitre, que es el más alto y hace límite con el término de Lietor (en la Matanza y en las Covatillas); más a la derecha se ve otro alto cerro: el Cerrón de Hijar y más allá el Cabeza de Hierro (el cerrón de Hijar está encima del río Segura y ya prácticamente da paso al pantano del Cenajo). A la derecha dejamos una casa y a la izquierda un camino más ancho que da a lo que se llama Santa Bárbara. Termina el asfalto. En este punto hay una bifurcación. A la derecha dejamos un camino que lleva al Madroño y al paraje del Rincón. Seguimos de frente por el camino que venía asfaltado pasando junto al vertedero controlado por el ayuntamiento y vallado. El camino transcurre más o menos paralelo a la Solana por cuya falda discurre el arroyo de Letur, alguno de cuyos pontones podemos observar entre campos de almendros y olivos principalmente. El camino ha ido bajando. En este punto cruzamos la rambla de Quilor y comienza a ascender hacia las casas que venimos viendo, por las que pasa el camino. Hay un cruce importante: el camino en mejor estado sigue a la derecha. Nosotros lo dejaremos y seguiremos por la bifurcación de la izquierda, pasando a unos 20 metros de una casuta. Dejamos un camino a la derecha y seguimos a la izquierda. Poco después una doble curva de 180 grados y más adelante otra ala derecha siempre con fuerte pendiente nos lleva a las casas de Quilor, ya abandonadas, por las que pasamos.

Giramos a la izquierda hacia unos pinos donde hay una era por cuyo lado pasamos. Desde este caserío, el paisaje es magnífico: el calar del Cerezo a nuestra izquierda, junto a geométricos campos de almendros, y a la derecha la sierra de la Solana. A la derecha, casi invisible bajo unas piedras, hay una fuente que se conoce como la fuente del piojo. Bifurcación: hay que girar a la izquierda junto a una balsa para regadío. Enfrente justo hay una cueva excavada en la roca caliza. El camino va discurriendo junto a una acequia en piedra en bastantes buenas condiciones que cruzamos en alguna ocasión. De hecho hay un viario de acequias para regar estas hazas o trozos cultivados que tenemos a ambos lados.

Subimos el collado dejando un camino a la derecha. Seguimos de frente hacia la aldea de la Abejuela que ya se ve. Aldea de la Abejuela. Subios la cuesta que encontramos de frente y nos dirigimos hacia la ermita por la calle de San Bartolomé. Pasmos por delante de una fuente y poco más adelante otra fuente y el lavadero. Debemos subir 20 metros por la carretera hacia nuestra izquierda y desde la casa que está marcada con el número 12 sale un camino de tierra a la derecha que tomamos. Pasamos junto a una casa. Diez metros después una cochera y a otros diez metros a la izquierda una casa junto a un poste de la luz.

Bifurcación: tomamos el camino de la derecha. Pasamos junto a una cochera.

Estamos en el nacimiento de aguas de la Abejuela que se conoce como «El Prado». Bifurcación: tomamos a la derecha. A nuestra izquierda una tina para el ganado. Bifurcación: a la derecha. Pasamos junto a una casa. Cuando el campo está ahora en flor, la combinación de amapolas y rabanitas da la impresión de formar el cromatismo rojo-gualda de la bandera española. Este trozo de camino está en muy buenas condiciones bordeado a derecha e izquierda de nogueras.

Fuente de Arriba. Manantial de agua. Enfrente, donde está el repetidor de los cerros se conoce como «El Morrón». Se incorpora por nuestro camino otro por la izquierda conocido como el de «los Arrieros». Seguimos de frente. Hay un punto conflictivo importante donde es fácil perderse. NO debemos seguir el camino ancho por el que venimos, seguiremos campo a través desde donde han plantado unas parras ya que se ha labrado y desaparecido el camino histórico público; estamos entre las fincas de Manuel Miranda y más delante de Salvio. Vamos siguiendo junto a una rambla de agua y quizás también nos pueda servir de orientación que enfrente, sobre el cerro, tenemos una torreta de la luz que vamos llevando siempre como norte. A nuestra izquierda encontramos nuevamente el sendero desaparecido: el camino viejo de Letur, una senda prácticamente perdida pero reconocible; en total tenemos que ir campo a través aproximadamente 800 metros entre el lugar donde desaparece y el lugar donde aparece el camino viejo de herradura. Es una zona de piedra caliza. El camino está algo perdido y hay que tener cuidado en este punto. Llegamos a un carril en muy buen estado y giramos a la izquierda. Bifurcación: a la izquierda. Cruce: seguimos a la izquierda. Cruce: seguimos a la derecha.

Bifurcación: seguimos de frente a la derecha, dejando el de la izquierda.

Bifurcación: seguimos a la derecha. Desde aquí aparecen ya unos mojones que son de la Mancomunidad de Canales del Taibilla ya que vamos por el camino de servicio del canal. Bifurcación: seguimos por la derecha. Bifurcación: continuamos por la izquierda siguiendo los mojones de la MCT. Bifurcación: seguimos por la derecha. Llegamos a una zona más amplia desde donde podemos apreciar todo el entorno de Letur con el pueblo presidiéndolo. Aquí hay una bifurcación importante: debemos girar a la izquierda con un continuo descenso hacia el pueblo. Siguiendo lo que puede abarcar nuestra vista podemos apreciar de oriente a occidente: Sierra Bermeja, seguida de toda la sierra de la Solana (por donde hemos venido), en la parte superior están las Molatas (con el repetidor), «la Escalerica» (que llevaría a las Morenicas), sin verse, estaría la Abejuela. Siguiendo hacia el oeste vamos viendo todo el Regalí longitudinalmente; y en su final (donde se nota perfectamente como se corta) los farallones que dan paso al arroyo de Letur. Por encima del Regalí (justamente por donde va el arroyo de Letur) podemos ver el Padrastro de Bogarra e incluso un trozo de pista que será la carretera nueva que venga al Almazarán; al oeste total está el «Llano de la Vida» y por encima de él, el Macalón de Letur (donde el Taibilla se une al Segura); abajo, todos los campos y los huertos de Letur; lejano, casi mágico, entre la bruma o la calima, aparece y desaparece el Calar de la Sima con los Calderones y el Cerrico Mentiras. La vista es magnífica. Nuestro camino sigue a la izquierda y le entra un camino por la derecha. Cruzamos la rambla y 20 metros más adelante hay una bifurcación: seguimos a la izquierda. La de la derecha seguiría el curso de la rambla. Pasamos delante de la primera casa de Letur. Llegamos a lo que podemos considerar casco urbano de Letur.

LONGITUD TOTAL: 15 km TIEMPO ESTIMADO: 3, 15 horas.

El lugar de salida es el colegio «Virgen del Rosario» tomando un camino que hay a la derecha y que pasa junto a las pistas deportivas del mismo por un lateral.

Edificación para el ganado. Cruce, seguimos de frente dejando un camino a la derecha. Cruce de caminos: el de la izquierda es el llamado «de la suerte perdida»; el de frente es el «camino del pollo», nosotros tenemos que girar a la derecha que es el camino viejo de Socovos. Seguimos de frente dejando un camino a la derecha. Pequeña edificación que se llama «la Puentecica». Camino a la izquierda hacia los olivares. Seguimos de frente. Construcción en ruinas que era una fábrica de picar esparto. Iniciamos un pequeño repechi hacia la carretera. Continuamos el asfalto hacia la izquierda. El camino sale de la carretera hacia la izquierda. Cruce a la izquierda que va a un cortijo; seguimos de frente a la derecha. Dejamos un cruce a la izquierda; seguimos de frente. En esta subida el camino discurre entre almendros y olivares. Las orillas están plagadas de flores silvestres y aromáticas como jaras, «uvicas del Señor», diente de León, tomillos, enebros, romeros, iniestas, manzanilla, zamarrillas… la vista hacia la derecha es bastante atrayente: podemos ver unos cortijos al fondo, no muy lejos, el calar del Cerezo, conocido como el «calar de Socovos». A la derecha tenemos el nacimiento de agua de «la Tejera», hay un cortijo y una balsa. Seguimos el sendero sin desviarnos, de frente. Seguimos de frente, dejando un camino a la izquierda que se dirige hacia el «Cerro de los Gatos». Seguimos de frente, dejando un desvío a la izquierda. Camino a la derecha que dejamos. El «calar del Cerezo» se ve en toda su cuerda longitudinal. Poste de la luz. Cruzamos la carretera, el camino sigue de frente. Llegamos a un altiplano donde hay un cruce de caminos y tomamos el de la izquierda. Al frente tenemos una vista muy amplia de las sierras murcianas del término de Moratalla; en lo alto unos farallones rocosos y la carretera. Abajo está el pueblo de Socovos del que sobresale las ruinas del castillo almohade y a nuestra espalda también podemos ver Férez, lo que indica la cercanía entre los dos pueblos, por lo que el camino que llevamos se conoce como «el atajo». El lugar es una confluencia de caminos: nosotros giramos a la izquierda, dejamos detrás los dos que confluyen en el mismo y seguimos de frente hacia un pino y unos escombros. El camino gira, abandonamos el que sube en cuesta y se va a la izquierda, girando a la derecha tomando la linde de los escombros y bajando a Socovos. Podemos considerar que entremos en el pueblo. Un camino a la derecha lleva al depósito del agua.

Tomamos por la izquierda para entrar en las primeras casas. Podemos ver a la derecha unas calderas de destilar esencias. Después de una parada turística en Socovos, que merece la pena, principalmente para visitar el castillo árabe y la «iglesia vieja» junto al mismo, podemos seguir nuestro sendero hacia el pantano del Cenajo y el Cañar, sabiendo que después debemos regresar a Socovos para continuar el GR-68. Se trata, pues, de una derivación del sendero pero creemos que merece la pena hacer esta jornada/etapa que transcurre por un claro paisaje biogeográfico propio del sureste español. Socovos – Pantano del Cenajo: Como punto de partida tomamos la plaza donde corren los toros en las fiestas. Salimos por la cuesta arriba. Bifurcación: tomamos a la derecha por la calle de los Santos Felipe y Santiago, que pronto se convierte en camino de tierra. Todavía en el casco urbano, al final, hay una bifurcación que tomamos a la izquierda. Pasamos por delante de un chalet a la derecha. Seguimos el camino bueno de la derecha.

Bifurcación importante: giramos a la izquierda (si fuésemos a la derecha 40 o 50 metros podríamos ver el Peñón Colorao con yacimientos de pinturas rupestres y restos de las civilizaciones ibérica y árabe. También desde aquí tenemos una excelente vista del «calar del Cerezo» o de Socovos. Bifurcación: tomamos a la derecha. En la parte meridional se ve toda la sierra de la Muela, que ya pertenece a Murcia y al fondo las aldeas de Mazuza, Otos y el castillo de Benizar. La vista septentrional corresponde a Albacete, abracando una amplia panorámica donde distinguimos el «Cabeza de Hierro» el «Cerrón de Hijar» el «Porrón de Liétor», las sierras de Elche por encima de la aldea de Gallego, Elche de la Sierra y la peña de «San Blas»; no se ve el río pero sí su cuenca, de este a oeste o viceversa.

Bifurcación: tomamos a la derecha. Bifurcación: tomamos a la izquierda. A la derecha hay un camino malo que en caso de necesidad, lleva al barranco donde hay fuentes. Bifurcación: giramos a la izquierda. Estamos en la zona del Calderón con predominio de pinar y monte bajo. Desde aquí se inicia un descenso.

Bifurcación: giramos a la derecha. Bifurcación: giramos a la derecha. Bifurcación: giramos a la derecha. Bifurcación: giramos a la izquierda. Tomamos el camino en peor estado; desde el último cruce que hemos tomado hay una rambla que discurre paralela al sendero. Vamos por encima de ella. Nos elevamos en nuestro camino y obtenemos una vista importante de la zona del pantano del Cenajo. En primer término tenemos el cerro Abu, donde hay un yacimiento arqueológico. Arriba se ve la carretera y el camino que lleva al pantano y más a la izquierda están los Bañuelos. Al fondo ya se ven las sierras que al otro lado del pantano siguen perteneciendo al término de Socovos, en el límite con Calasparra (Murcia). El sendero hace una curva para seguir la rambla, llegando hasta la cueva de la Higuera, donde hay abundancia de matas llamadas «candileras» porque una vez secas se utilizaban como mechas en los candiles de aceite (su flor es amarilla).

Desde este punto el sendero está muy confuso y nuestra referencia es bajar la rambla que vemos abajo. Se comienza a descender y lo que era la senda se ha convertido en una torrentera que se ha erosionado fuertemente. El sendero aquí está totalmente desconocido e irreconocible. Hay abundancia de esparto y dicen los autóctonos que el tallo de la base de la espiga es blando y dulce y masticándolo sirve para quitar el cansancio. Después de bajar esa pendiente tan erosionada, llegamos al punto de unión de las dos ramblas, viéndose arriba el peñasco donde está la cueva. Debemos meternos en la rambla que seguimos.

Podemos ver madreselva (venenosa a excepción de los pistilos) que es una planta poco frecuente en zonas tan secas como esta; también hay madroños, poco reconocibles cuando no están en flor. Y respecto a la fauna es curiosa la presencia de tortugas de agua, además de garduñas, tejones y palomas salvajes. Llegamos a la carretera y giramos a la izquierda, debiendo seguir el asfalto durante 800 metros (a 20 o 25 metros sale un buen camino a la izquierda que NO debemos tomar) Tomamos el camino que se aparta del asfalto a la derecha. Si volvemos la vista destaca el pico de la Lobera y vemos la sierra que hemos cruzado y la cueva.

A la izquierda el Cabeza de Hierro y la carretera de Hijar y más a la derecha el pico del Buitre. De frente tenemos el pantano y Sierra Seca, acercándonos a la finca de Casa Roja, con los robledales más antiguos de Europa con 400 años de antigüedad, según la opinión de Pedro Sánchez, biólogo de la universidad de Murcia e hijo de Socovos. Bifurcación: seguimos de frente dejando el camino de la izquierda. Seguimos de frente, dejando a la izquierda otro camino. Entramos en una zona de pinar, a nuestra izquierda vamos viendo campos de cereales y a nuestra derecha (a unos 500 metros a todo lo largo del camino) discurre la rambla de Benizar. Bifurcación: seguimos a la izquierda de frente, dejando el de la derecha. Bifurcación: seguimos a la izquierda. Llegamos a la finca denominada la Casa Roja mencionada anteriormente, dejándola a nuestra derecha. Cincuenta metros después se le suma otro camino por la izquierda. Nueva bifurcación: nos vamos a la izquierda para pasar por el caserío en ruinas llamado casas del arroyo de Benizar, donde hay un camino en buen estado. Se puede hacer una parada para vistar el robledal de quejigos centenarios a unos cien metros a la derecha; se extienden en dos vallecillos concurrentes y el mayor se ha bautizado como «Don Ramón»; tiene seis metros de circunferencia y se acompaña de otros de parecidas medidas. Después de un descanso volvemos al punto de partida. Bifurcación: giramos a la derecha haciendo una curva. Bifurcación: giramos a la izquierda.

Seguimos a la derecha. Llegamos al arroyo de Benizar que no tenemos que cruzar ya que giramos a la izquierda. A unos cincuenta metros llegamos a un lugar con abundancia de rocas y pozas debiendo subir una loma que hay a nuestra izquierda y vadear ese pequeño cerro que tenemos enfrente (entre las rocas en el estrechamiento del cerro se marcha el arroyo de Benizar para, una vez pasado, caer directamente al pantano. Llegamos a una acequia. Debemos seguirla a todo lo largo por la izquierda ya que el sendero sigue por la falda en su misma dirección. La seguimos unos 60 metros para volverla a cruzar y seguir ahora por la margen derecha. La acequia pasa por un cañaveral; nosotros lo bordeamos por la parte izquierda. Tenemos enfrente la aldea de El Cañar (siempre se está viendo) y nuestra referencia es seguir la acequia pasando por donde podemos. Llegamos a un camino más ancho transitado por vehículos. Cincuenta metros más arriba hay un cruce, seguimos de frente. Entramos en las primeras casas de la aldea de El Cañar. A la entrada se ve vegetación propia de climas semidesérticos con abundancia de chumberas alternando con la vegetación de ribera, álamos, chopos, acacias, higueras. La loma de enfrente está poblada de pino. Atravesamos este primer grupo de casas y seguimos hacia la derecha pasando entre la aldea y continuando al núcleo mayor. Bifurcación: estamos en el segundo grupo de casas y tomamos a la izquierda, hacia la vieja escuela. Seguimos la carretera. Aquí, justo enfrente, hay una señal de peligro de incendio y es una zona de acampada.

Podemos terminar o seguir por la pista que se ve durante cuatro kilómetros. Para llegar a la orilla del pantano. En tiempos en que el pantano baja de nivel podemos ver el puente romano de la Alcantarilla de Jover, la mayor aldea de Férez (que aquí une su término con el de Socovos) que las aguas anegaron obligando a la emigración a los habitantes que vivían de la rica vega del río Segura. Debajo de las aguas quedan la vega y el puente. Enfrente del mismo se aprecia claramente (en la otra orilla) como el camino continua. Es una antigua vía romana que unía el valle de Benizar y Moratalla con Socovos, Isso y Hellín. A lo largo de la misma se cruzaban el río Segura y el río Mundo, por lo que los romanos construyeron varios puentes de los que todavía hoy son visibles los dos de Isso sobre el río Mundo.

LONGITUD TOTAL: 29,500 Km. TIEMPO ESTIMADO: 7 Horas.

Nuestro sendero comienza en la plaza vieja de Elche de la Sierra donde se encuentra «la Fuente de los Encierros». La fama de los mismos le valido el apelativo de «Cuna de los Encierros», ya que los toros llegan a pesar más de quinientos kilos. Traídos desde el Arendalejo, corren las calles entrando precisamente por donde comenzamos nuestro sendero, que es por ello por lo que recibe el nombre de «Callejón de los Toros» A lo largo de 600 metros recorreremos este camino dejando todos los posibles desvíos a la izquierda. Ya, a la salida del pueblo, se encuentra a mano derecha un espacio abierto en el que podemos ver unos muros derruidos a los que se conoce como «el Castillico». La tradición popular cuenta que del mismo sale un túnel que atraviesa la Peña de San Blas. Giramos a la derecha al llegar a la carretera, hacia el puente. En el Puente sobre el arroyo (en la sierra «Royo»), giramos a la izquierda. Nada más pasar el puente encontramos al frente el antiguo camino de herradura que lleva a Yeste. Nosotros lo dejamos, siguiendo el camino asfaltado que en este tramo recibe el nombre de «Camino de las Suertes». Seguiremos 125 metros de asfalto hasta un pequeño collado presidido por campos de olivos. A la derecha queda «la mosca Hilton».

Debemos tomar un desvío a la izquierda señalado en un olivo. Es un camino claro que bordea la llamada Rambla de las Navas para evitar el tenerla que cruzar. La pista de tierra está en muy buenas condiciones. Altitud 580 metros: A la derecha encontraremos juntas: una calera y una destilería de esencia de romero. Las caleras se utilizaron para fabricar cal a partir de la piedra caliza que abunda en la zona. Son construcciones circulares con un compartimento inferior donde se enciende el fuego que irá, paulatinamente, deshaciendo la roca. Las destilerías de plantas aromáticas para elaborar esencia a partir de vegetación autóctona hoy día comienzan a renacer, y son muy importantes en la sierra albaceteña. Romero, lavanda, espliego y sabina, tan abundantes, son objeto de infusión dentro de una gran caldera metálica llena de agua. Los vapores son destilados al pasar por unas tuberías inmersas en una fuente de agua fría siempre corriente. Podemos optar por tomar un atajo que sale a la izquierda para atravesar la rambla con lo que nos ahorramos medio kilómetro. La rambla normalmente no lleva agua y es aprovechada para pequeños huertos de autoconsumo. Nosotros optamos por continuar el mismo camino para, bordeándolo, llegar al punto que sigue enfrente, en la otra orilla. A continuación, pasamos por delante de una casa para guardar aperos de labranza. Llegamos a la cabecera de la rambla donde abundan las adelfas (en toda la sierra llamada baladre) y los cañaverales propios de lugares húmedos. Al frente hay una casa; debemos girar a la izquierda siguiendo la pista que llevamos por la falda del cerro de San Blas, entre campos de olivos y almendros. Después de caminar unos 200 m. podemos ver a nuestra izquierda, dentro de la rambla, un derruido acueducto para salvar el barranco. Poco antes, el atajo citado anteriormente, se une al sendero. Desde aquí se ve claramente. Altitud: 580 metros: A la derecha nos detenemos a observar la peña de San Blas en toda su extensión. Es relativamente fácil ascenderla siguiendo nuestra propia orientación desde un lugar entre majanos (a la altura que estamos) hasta un paso estrecho que se ve en la cresta de la misma; al cruzar podríamos observar el cerro de la Cueva del Agua y el camino que lleva a La Longuera entre almendros. Se deja a la derecha una pequeña senda. Altitud: 550 metros: Creemos que éste es un buen punto para descansar unos minutos mientras contemplamos el paisaje que nos rodea. Casi detrás de nosotros, a la izquierda, vemos Elche de la Sierra.

Siguiendo hacia la derecha observamos el cerro del repetidor, en primer término y detrás, a lo lejos, una peña descarnada que recibe el nombre de «La Trinidad».

Siguiendo algo más, encontramos en primer plano entre bancales de olivos, un paraje que la tradición popular conoce como la tumba de Amílcar Barca y que la leyenda traduce como que en este lugar los pueblos ibéricos, con su jefe Orisson al frente, convatieron contra los cartagineses en la batalla de Hélice o Ilicis, que según algunos historiadores, entre ellos el prestigioso Bellido, sitúan no en la ciudad alicantina de Elche, sino en la albaceteña de Elche de la Sierra, en el año 229 a.C. Más hacia la derecha, casi enfrente, tenemos la aldea de Villares, de gran valor arqueológico, que se encarama en lo alto de una peña donde un desaparecido castillo vigilaba el paso por el valle hacia el sur. Detrás de ella, muy al fondo, también podemos distinguir la Aldea de Vicorco que del mismo modo contó con un castillo del que aún quedan algunos restos. Encontramos una fuerte pendiente con piedra suelta que baja hacia el arroyo. Hay una gran curva a la derecha de casi 180 grados que debemos tomar siguiendo a la derecha; en la misma curva sale un camino a la izquierda que NO tomaremos. El sendero discurre paralelo al arroyo hacia Villares. Junto a unos robustos olivos sale un camino directo a Villares. El sendero no pasa por allí y por tanto no debemos desviarnos pero se aconseja dejarlo por unos momentos y hacer una visita a la aldea; el llamadado «descansaor» es un buen lugar para el reposo después de beber agua en la fuente. De regreso al punto en que dejamos el sendero por la pista que llevamos encontramos el «corral colorao». Comienza el asfalto que seguimos los 200 metros hasta llegar al lugar donde se unen la Rambla de las Navas y el Arroyo de Elche. Se unen el Arroyo de Elche y el Arroyo de Vicorco. Una gran explanada convertida en pedregal nos recuerda que, hace poco tiempo, aquí existía una espléndida chopera llena de baladre a la orilla del arroyo. Unos 20 metros a la izquierda encontramos la Fuente Molina de la que mana abundante agua, ha sido señalizada, aunque sería conveniente su adecentamiento. Durante unos 250 metros debemos seguir por la parte más a la izquierda del lecho del arroyo sirviéndonos de referencia las estacas jalonadas que se han puesto y un grueso pino. Cruzamos el pequeño riachuelo que se forma del agua de la fuente Molina y a la izquierda, entre unos cañaverales y olivos, sale una senda bastante clara una vez encontrada. La senda se une a un camino más ancho que le entra por la izquierda. Encontramos un viejo molino de agua en ruinas; cuentan los viejos que una fuerte romenta de verano acabó con los tres que en el arroyo había.

Enfrente hay una casa de labranza con bancales aterrazados con diversos cultivos.

El sendero sale del molino por debajo de la casa y los bancales, a orillas del agua.

Enseguida, después de que el sendero haya subido unos metros y se estreche, encontramos otro molino de agua, es el «Molino del Estrecho», nombre que debe a que el arroyo taja la roca originando una brecha en ella para abrirse después en una preciosa explanada. Seguimos por la parte más a la izquierda subiendo una pequeña prominencia del terreno y apartándonos unos 250 metros del arroyo.

Cruzamos un diminuto pontón y el valle se abre hacia nosotros. Enfrente las casas de la Igualada. El estrecho sendero se convierte en una pista. La seguimos 100 metros aproximadamente. Desvío a la derecha que tomamos. Una vieja higuera nos sirve de referencia. Llegamos nuevamente al arroyo del que nos habíamos separado y lo seguimos a mano izquierda, aguas abajo. Estamos muy cerca de su unión con el río Segura. El cauce es amplio con abundancia de cantos rodados y baladre. Después de unos 200 metros por el lecho tenemos dos alternativas: a) Seguir por el mismo, hasta su unión con el Segura. Desde allí continuar el curso de ese río hacia la izquierda, buscando una senda que, escondida, sale desde unos pinos, pasando por delante de una caseta de medición de aforo que la confederación ha construido allí. Por esa senda llegamos al puente de Gallego, que estaremos viendo casi desde el principio. Se pasa por delante de una roca de la que manaba una fuente conocida como la fuente «de la risca», hoy seca. Este trayecto no está tan claro pero no tiene pérdida, ya que las aguas del río a la izquierda nos llevan al puente, aunque no encontremos la senda. b) la otra alternativa, más sencilla todavía, aunque menos espectacular consiste en salirnos del arroyo, en un gran meandro que hace hacia la derecha. Una estaca jalonada a nuestra izquierda marca el punto donde una empinada cuesta señala el inicio de una pista. Así pues, debemos localizar el meandro a la derecha y la baliza a la izquierda donde la pista aludida ya se dirige directamente al puente de Gallego.

También esta pista va paralela al Segura evitando los cañaverales, juncos, espadañas y otra vegetación de ribera que abunda en la otra alternativa. La distancia hasta el puente es prácticamente la misma, cerca de 1km. Estamos en el puente que cruza el Segura. Un lugar ideal para el descanso y el baño veraniego, para la fotografía, para el montañismo, incluso para que algún arriesgado practique puenting. Un establecimiento hostelero nos reconforta. Altitud: 450 metros.

Seguimos el asfalto hasta la pedanía del Gallego. De esta pedanía, donde tan sólo viven unos pocos vecinos, sale una sendita por el extremo occidental que rápidamente, entre bancales cultivados y unos almendros, va ascendiendo para salvar una prominencia del terreno. El paisaje es muy atractivo; al frente tenemos las aguas verdes del Segura abrazando la aspera montaña que sobre él se yergue; a nuestros pies los bancalitos muy cuidados y escorada la senda que, aunque perdida casi, se adivina por encima de una loma donde acaban los huertos.

Continúa la senda por la ladera del monte dejando la acequia a la derecha para subir la loma. Una vez cruzada ésta perdemos de vista la aldea y bajamos a reencontrarnos con el río que tenemos a nuestra derecha. Una amplia explanada de arena fina y baladre. Una estaca jalonada nos señala el punto donde debemos desviarnos ya que el río y una roca lo corta. Debemos subir por encima de ésta y durante 500m. Continuamos la senda hasta desembocar en una nueva explanada poblada de gruesos pinos y baladre. Continuamos 150 metros. Una nueva roca que se incrusta en el río nos corta el paso; hay que vadearla y la senda por falta de uso no está demasiado clara. La iniciativa del senderista solventará este escollo, teniendo en cuenta que la senda asciende para luego descender recta y directamente a otra gran explanada poblada de pinos con abundante sombra. Por un terreno fácil llegamos a una umbría de la que una vieja pista sale hacia arriba en dirección a una antigua construcción llamada «el almacén» porque aquí se guardaba el esparto. Desde este punto el antiguo sendero se complica, estando totalmente desaparecido; la vegetación se ha adueñado de lo que es suyo y la naturaleza del bosque de ribera o galería luce en todo su esplendor. Pero el senderismo también tiene un punto de aventura y creemos que puede ser novedoso y a la vez atrayente para el montañero senderista el guiarse por su propia iniciativa y continuar el sendero aunque el camino haya desaparecido. Es imposible perderse ya que únicamente debemos continuar el curso del río, aguas abajo naturalmente, y dejarnos llevar por el maravilloso paisaje. Un espectacular tramo de sendero de 3 kms a orillas del río (o dentro de éste si es verano) donde la naturaleza virgen, la flora, fauna y orografía dejarán nuestra retina impregnada de sensaciones que durarán toda la vida. Otra alternativa menos atractiva pero más segura es seguir el carril apartandonos del río. Esta es la que mediremos y cronometraremos. Tomaremos el carril hacia arriba y subimos al almacén de esparto. Giramos a la derecha. Seguimos el camino principal dejando el que sale a la derecha hacia el río Segura y la umbría de Margarito. Igual que el anterior seguimos el camino principal dejando el que sale hacia la derecha al río Segura y a la umbría de Maergarito. Subimos por el barranco de la Sierra de la Abeja por un camino quebrado por los arrastres de agua. Casa de la Hoya de Martín Manso.

Giramos a la derecha siguiendo una buena pista. Seguimos el camino de la derecha dejando el de la izquierda que se dirige al puente de Hijar. Cruce. Giramos a la izquierda por el camino de tierra. El de la derecha está asfaltado y nos llevaría a la torre de vigilancia. Buen otero desde donde se observa el Cerrrón de Hijar, el pico del Buitre, la loma de la Lobera y la Sierra de la Abeja(a nuestra espalda).

Cruce. Seguimos a la derecha dejando el desvio de la izquierda. Abrevadero para las reses(cabras montesas) Seguimos a la izquierda. A la izquierda se baja por la vaguada de la Lontananza y los Engarbes del estrecho de los Almenes descendiendo por la horma de hormigón. Después de una fuerte bajada se llega a la vega del río Segura. Atrás hemos dejado de ver la Peña de San Blas, la loma de la Casica Andrés y los Engarbes del estrecho de los Almenes. Cruzamos el río Segura teniendo en cuenta que NO hay puente. El río se abre en una impresionante explanada con todos los ingredientes para descansar unos días lejos del mundo: es el Rincón del Río, una zona de recreo para los fereños donde el caudal del río se remansa formando un verdadero rincón fluvial rodeado de altos cerros y poblado de árboles y baladre. En estas terrazas fluviales de sedimentos, cantos rodados y arenas hubo una fértil huerta, la más tempranera del municipio. A escasos metros desemboca en el río Segura el arroyo de los Gonzalos cuya orientación (no su curso) seguiremos hasta Férez, ya que desde allí viene aquí a verter sus aguas. Una estaca y una flecha marcan el lugar de donde parte nuestro sendero en el Rincón del Río, una excelente pista forestal que ininterrumpidamente nos llevará a Férez. La pista asciende rápidamente dejando a nuestra derecha una rambla con las ruinas de un viejo acueducto que la cruzaba. El río va quedando abajo a nuestra izquierda y en un recodo de 90º lo abandonaremos definitivamente.

Mientras sus aguas siguen hacia el este para pronto embalsarse en el pantano del Cenajo, nuestro sendero se dirige en dirección sur. Encontramos las Casas del Establo derruidas. La vía desciende sosegadamente hacia el arroyo de los Gonzalos entre plantaciones de esparto y vegetación xerófila. Desde este punto tenemos la oportunidad de otear la panorámica del esplendor de la zona que vamos dejando: los Castillicos, el camino de la Hoya de Martín Manso, el río…

Cruzamos el arroyo después de haber entrado en un pequeño barranco. El sendero sube una pesada cuesta. A nuestra derecha dejamos una ancha pista que conduce al «Espinar» a la par que cruzamos nuevamente el arroyo.

Encontramos la Fuente de la Carrasca: A ella se accede desviándonos unos metros a nuestra izquierda de donde sale el camino a la casita de Andrés. Es un área natural alfombrada de coscojas (localmente chaparros) y otras plantas aromáticas. El sendero continúa cuesta arriba hasta la llamada «Casa de la Mina» habitada en tiempos por operarios mineros que trabajaban en la cercana mina de hierro donde se extraía el mineral desde tiempos de la dominación romana. La mole donde está el yacimiento es un referente en la orgrafía fereña y recibe el nombre de Cabeza de Hierro. La casa está en su falda. Casa a la izquierda. Nos situamos en el punto más elevado de nuestro viaje, 650 metros. Encontramos una encrucijada de caminos agrícolas que debemos ignorar siguiendo hacia el frente flanqueados por plantaciones de esparto, olivos y almendros, que forman la trilogía de cultivos de la zona y aún de la comarca. (El camino de la izquierda nos llevaría a la Cabañuela que comunica con la ctra. De Hijar). Dejamos un desvío a la izquierda que lleva al Cegarrón, Después, dejamos un desvío a la derecha; podemos contemplar un gran lentisco. Llegamos a un importante cruce de cuatro caminos donde es fácil equivocarse. Debemos girar a la izquierda. El camino que sale a la derecha -que dejamos- lleva al espinar y tras un prolijo rodeo, pasando por un bosque de pino carrasco, también llegaríamos a la fuente de la Carrasca, de donde venimos directamente. El sendero desciende suavemente; a nuestro frente, en la lejanía observamos peña Bermeja y la zona de Elchede donde partimos.

Llegamos a las Casas del Molino Viejo semiderruidas y abandonadas por sus ocupantes en pleno proceso migratorio que azotó la comarca en los años 60. al igual que el resto de las construcciones populares de la comarc, están construidas de piedra irregular, revocada, con interiores encalados de azulete, con fines ornamentales e higiénicos. Tienen chimenea y caras, además de dependencias para el gando. El horno de bóveda anejo a la casa es típicamente serrano.

Descendemos una cuesta para cruzar por primera vez en este tramo el arroyo. Nos podemos detener y disfrutar con la abundante vegetación que desde este punto nos rodea: moreras, almeces, granados y un magnífico ejemplar de pino carrasco entre todos. Ahora, cruzamos el arroyo por segunda vez. Volvemos a cruzar el arroyo por tercera vez, por cuarta vez y por quinta vez. A nuestra izquierda dejamos una escarpada cuesta conocida como «Camino de Ervas» por la que se puede tener acceso a la Vía Pecuaria que en este lugar transcurre y en la que un particular ha obrado ilegalmente. Se cruza por sexta vez el arroyo, caminando por una placentera pradera de baladre y flores silvestres. Llegamos al Molino Viejo: Hemos descendido 560 metros de altitud en el lugar en que se unen dos arroyos: el de la Abejuela y el de la Mora que dan lugar al de los Gonzalos, que reúne las aguas vertiéndolas al Segura. Aquí se ubica un molino de agua bastante importante en su tiempo, aunque ahora está en ruinas. Sería un excelente lugar para emplazar en él un aula de la naturaleza a propósito para estudiar la enorme riqueza floral del tramo que estamos recorriendo. Una pesada cuesta de 300 metros nos llevará pronto a Férez. En este punto al que hemos llegado junto al arroyo de la Mora un desvío a la derecha -que dejamos- nos llevaría a la ctra. Comarcal de Elche de la Sierra. A nuestra vista tenemos el corral donde encierran los toros en las fiestas locales de Julio y Octubre. Atravesamos el arroyo de la Mora. Dejamos un desvío a la izquierda. Olivares. Dejamos un desvío a la izquierda. Dejamos un desvío a la derecha que lleva a la Hondonada. Cementerio, viejo y nuevo. Una fuente de fresquisima agua nos aliviará este último tramo. (Recordamos como un serrano de Yeste llamaba al cementerio «el Cortijo de los Mudos»). Dejamos un desvío a la derecha. Dejamos un desvío a la izquierda que lleva a los campos de cultivo que circundan Férez, por ellos conocido por el camino de las huertas de abajo; por él también se llega a las instalaciones de la depuradora. Fin del sendero en esta etapa. Desde el cementerio el camino está asfaltado y ya, entrando al pueblo, encontramos a la derecha una balsa para el riego -la balsa de Eras- que transmuta lo árido en feraz. Los últimos metros, muy empinados terminan en el «Mirador de las Eras» desde donde una mirada atrás nos permite observar la amplia panorámica de vetustos olivares y la sierra terriblemente deforestada en la que descuella arrogante el Cabeza de Hierro que con sus casi mil metros constituye la atalaya principal.

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